miércoles, 3 de febrero de 2010

Toby: Aprendiendo a usar los ladridos


*Después de unas largas vacaciones, nuestro perro estrella, Toby, vuelve a "Nuestros Hermanos Menores" para contarnos más cosas de su vida. En esta ocasión, su relato estará centrado en sus primeros ladridos.


Desde cuando, por razones ajenas a su voluntad, intromisión mía en sus “juegos” con la ina, emitió un aterrador ladrido que no reconoció como propio ha ensayado y puesto en estudio la emisión de ruidos, despacito al comienzo, también el cachorrito tiene sentido del ridículo y carece de buenos ejemplos ladradores, la ina es monoladrática [¿] y sólo transmite: “Pórtate bien, muchacho condenado” Otra lecciones las recibe a través de muros de los perros del vecindario y de los callejeros, tan mal hablados.


Desde aquel primer ladrido viene ensayando la emisión de ruidos y atribuyéndoles mayor importancia, al principio solo se trataba de un juego muy apropiado para usar con mis zapatos, un gruñido amenazante, bajo, apenas audible para mi deficiente oído, y que se transformaba en un ladridito de triunfo al desatar la rosa de mis cordones, ahora los ato de otro modo y no hay gruñido que le valga, punto mío. Las tonalidades que ha conseguido, van desde la caricia, el ruego o petición, la interrogación hasta la advertencia moderada y la amenaza pasando por la alarma de la que puedo narrar un suceso. Subió a un poste un maestro o ¿sería un técnico? Todas las empresas que tienen hombres aplicando escaleras a los postes y subiendo a enredar alambres los llaman técnicos, bien dejémoslo así, subió uno de ellos a un poste frente a la casa y Toby se alarmó, sus vigorosos e insistentes ladridos comunicaban temor: “Bájese de ahí ganchito, se puede caer” Al cabo de unos pocos minutos el “ganchito” bajó y los ladridos de Toby cambiaron a un alegre “menos mal…” También sabe guardar silencio ante lo que no conoce. Los vecinitos de la casa del lado practican básquetbol y a veces en el entusiasmo por embocar envían la pelota a mi bosque y cuando por primera vez sucedió estando Toby éste circundaba la pelota desde una distancia de cinco metros, totalmente silencioso. Devolví la pelota al patio vecino y Toby archivó el incidente, ahora cada vez que los siente jugar sus ladridos notifican que tengan cuidado, el no está para esa clase de juegos. Con el tiempo aprenderá a usar ladridos apropiados según las circunstancias, por ahora le apunta poquito y nada.

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