miércoles, 4 de enero de 2012

Ex perro callejero magallánico vive feliz en EE.UU. después de ser adoptado por piloto de la NASA






*El can fue llamado Yagán y vive a cuerpo de rey en una familia que lo adora. Su traslado fue organizado por la agrupación Codda.

El 2 de noviembre, un perro callejero magallánico emprendió un largo viaje desde Punta Arenas, con destino a Boulder, Colorado, luego que Ed Ringleman, un piloto de la Nasa, se encariñara con él tras verlo deambular en el Aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez.

A medida que cumplía sus diversas salidas a sobrevolar el continente blanco, su afecto con este can iba en aumento, aparte de recordarle a una antigua mascota que tuvo en el país del norte. Además le partió el corazón ver cómo este “cachupín” dormía debajo de los autos en el aeropuerto, con su lomo todo manchado de aceite y un mal destino por delante.

Gracias al apoyo y la orientación recibida por la Corporación de Defensa del Derecho de los Animales (Codda), el nuevo dueño de Yagán (como bautizó a su mascota) se lo llevó a su hogar, con la esperanza de que el animal pudiera adaptarse a aquellas tierras y pasara a ocupar un lugar de privilegio junto a su esposa y sus dos hijos.

Pese a estar siempre muy ocupado, el funcionario de la Nasa no demoraría mucho en escribir y enviar las esperadas fotos de Yagán en su nueva vida. Este mencionó que a las pocas semanas, el perro ya había subido 4 kilos y medio de peso, y que se había adaptado extremadamente bien.

El estadounidense resaltó que su Yagan tiene mucho de mascota regalona y a la vez un montón de energía, que lo hacen un buen perro. “Estoy muy contento de tenerlo como compañía. Tengo a algunas personas aquí a la espera de contribuir con La Protectora o Codda”.

Incluso en su país existe interés por parte de los encargados del blog de la Nasa en poder hacer una historia de interés entre este vínculo tan especial entre humano y perro.

Por otro lado, Ed regresaría en octubre próximo a Punta Arenas a trabajar en el mismo proyecto científico, por lo que no sería de extrañar que otro perrito magallánico pudiera viajar al hemisferio norte y una vida feliz, con el auspicio de la Nasa.

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